Había esperado cuarenta y siete años, guardando aquellas palabras para cuando al fin se acercara a ella. Le había tenido paciencia a la vida, a un matrimonio, a la muerte y a un luto. Era el momento.
Pero se equivocaba. Porque cuarenta y siete años le habían dado para olvidar que a quien ella amó entonces fue al otro hermano, caído en combate hacía medio siglo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por tu comentario! Este sitio se alimentó hoy gracias a ti.